LA ORGANIZACIÓN SOCIAL

 


 En la tradición cultural Wayuu no existe un sistema de régimen centralizado y dominante, que además esté concentrado en una sola persona o entidad alguna. Dentro de su estructura u organización social no es posible afirmar la existencia de un poder articulado por un jefe o persona autoritaria, que pueda centralizar políticamente a todos los clanes o comunidad en general. A pesar de que algunos autores atribuyeron la existencia de un supuesto cacicazgo, la misma conformación social Wayuu ha negado esta afirmación, puesto que es la mujer quien se halla integrada como el eje central de cada uno de los clanes. Y su función familiar consiste en transmitir el linaje y los valores culturales que han sido aprobados socialmente, los cuales le otorgan el carácter de imagen protectora de valores éticos, morales, religiosos y artísticos.
 
 La organización social se conforma a partir de grupos familiares o clanes, denominados eirukuu, 9 los cuales se rigen por un sistema de parentesco matrilineal, en el que la madre, a través de los hijos, garantiza la continuidad de los linajes. Estos clanes se definen como agrupaciones no coordinadas de familias, que actúan dispersas en las mismas condiciones sociales, reconociendo un territorio ancestral y un antepasado mitológico. Cada uno de estos clanes se halla asociado a un animal en particular, que se considera como un antepasado común o ancestro totémico. Las primeras referencias acerca de los clanes afirman que en un principio existieron treinta seis, considerados primigenios, de los cuales hoy se registran aproximadamente veintisiete clanes, que se hayan dispersos en toda la región guajira y hasta más allá de las fronteras que comprenden la península Colombo-venezolana.
 
 Actualmente se logran identificar numerosas agrupaciones de Wayuu en ciudades como Maracaibo y Machiques, en el lado venezolano, y en las estribaciones de la Sierra nevada de Santa Marta, en el lado colombiano, sin que ello pueda significar un desconocimiento de los propios territorios ancestrales. A través de los clanes se confiere la identidad de cada grupo y los individuos que lo conforman. Cada clan se halla identificado a través de un apellido, el cual se halla representado por un signo clanil, concebido según la propia mitología, en una piedra ubicada en la región de Aalasü, Alta Guajira. En esta piedra se hallan grabadas un gran número de estas marcas, que para su efecto son tradicionalmente forjadas en hierro y luego grabadas en los animales que constituyen el ganado. Con ello se busca distinguir la propiedad privada de los clanes o individuos sobre los animales. 

 
Como forma de interrelación familiar, en cada uno de los clanes se distinguen categorías de familias, en las que se reconocen los parientes uterinos o hermanos por línea materna, estos reciben el nombre de eikeyuu, para diferenciarlos de los hermanos y parientes de ascendencia paterna, los cuales son reconocidos como oupayuu; ambos parientes se consideran como apüshii (familiares). Bajo estos conceptos se considera parientes inmediatos a los individuos descendientes por línea materna y se interpretan los datos biológicos a partir de que los hijos se forman a través de la carne de la madre y la sangre del padre. De esta forma, también se interpreta la reproducción biológica como el mismo proceso de los orígenes, a través del cual MMA (la Tierra), aporta el vientre y el gran padre JUYAA aporta la lluvia.
 
 En la cultura se indican las relaciones de parentesco familiar a partir de términos específicos que indican el modo de interpretar la afinidad y la consanguinidad entre los individuos. En la identificación 9 Significa literalmente carne de cada uno de los parientes se emplean vocablos, a través de los cuales se determinan el sexo, la edad y el grado de familiaridad. Con estos términos se precisan los parentescos en relación a la condición de hembra o varón y también los grados de menor o mayor. Es a partir de estos términos que se determinan los modos de dirigirse y reconocerse los individuos dentro del núcleo familiar. Mediante estas caracterizaciones se reconocen los siguientes parentescos en la unidad domestica: nieto (alüin), hijo (achon), sobrino (asiipü), madre (ei), padre (ashii), tía (ei'rü), tío (alaülaa), abuela (oushi), abuelo (atuushi), esposa (eerüin o awayuuse), esposo (eechin o awayuushi). En cuanto a las manera de reconocerse a través de las referencias de edad y sexo, se registran los siguientes vínculos familiares: para las hermanas y hermanos mayores, las hermanas menores son emiirua; la relación entre hermanos varones es awala; para las hermanas menores, sus hermanas y hermanos mayores son apaya; entre los hermanos varones, las hermanas menores se reconocen como ashünuu; para un esposo la suegra es emeshi y el suegro es ashimia; para una esposa el suegro es a'üi y la suegra es aülü; para un esposo el cuñado es aanchi y la cuñada es alüinñü; para una esposa la cuñada es e'erülü y el cuñado es aleshi; para los padres progenitores el último hijo es ashalen. 
 
Entre los Wayuu, el acto de identificar el parentesco familiar se constituye en una regla general, que funciona adecuadamente en los momentos de establecer grados de responsabilidad en los miembros de un mismo grupo familiar. A partir del reconocimiento de los parentescos familiares los individuos establecen modos de dirigirse y comportarse ante los demás miembros de su comunidad. De este modo, se promueven los valores de respeto entre los individuos adultos y menores, y se reconoce el grado de compromiso que le asiste a cada uno de los géneros, tanto masculino como femenino. El carácter fundamental de identificar los parentescos se expresa en los procedimientos de graves conflictos familiares o interclaniles, donde se contempla, en primera instancia, identificar los grados del parentesco familiar, para después proceder a una acción de reclamo. En este modo, los miembros de un clan agraviado, antes de solicitar la intervención de un palabrero, suelen identificar el grado que involucra en forma directa o indirecta a un individuo del clan agresor, esto con el fin de establecer responsabilidades en los instantes de resolver el conflicto. Asimismo, en los momentos de subsanar los daños ocasionados a otros clanes los miembros responsables recurren a la identificación de los parentescos para solicitar apoyo en la acción de recolectar los bienes que se entregan como indemnización. 

 
Fuente: Texto tomado del Plan Especial de Salvaguardia del Sistema Normativo Wayuu.
Fotos: Ana Delia Fernàndez Siijono
 
 
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