TERRITORIO ANCESTRAL




la Península de La Guajira es considerada como el cuerpo existencial de MMA (la Tierra). A ella se hallan conectados a partir de antiguas actividades tradicionales, tales como la recolección de frutos silvestres, la cacería, la cría de animales, la pesca, el cultivo estacional, hasta el contrabando y el comercio informal de hoy y la producción artesanal en los centros urbanos. Sin embargo, para cada uno de los clanes vigentes existe un territorio ancestral, el cual es considerado como la zona de mayor influencia de sus autoridades tradicionales. Cada uno de estos clanes se halla plenamente identificado con un territorio determinado, el cual consideran el espacio ancestral sagrado, donde se ha desarrollado la vida social y cultural de la etnia. En el plano mágico, la pertenencia a un territorio se determina por la existencia de un principio vital o unidad primaria, la cual se conoce con el término de ii. Esta forma originaria yace en los territorios ancestrales y se considera como la raíz y origen de cada clan familiar. Como esencia vital está asociada a una espiritualidad primaria, cuya forma de existir es a través de la memoria colectiva de los individuos. A partir de la existencia de ii, es que los ancianos explican de quien se trata y de donde proviene un individuo como miembro de su colectividad. En cierto modo, el ii actúa como matriz espiritual de los individuos, quienes suelen afirmarla en la memoria colectiva de sus generaciones. 
 
Los ancianos señalan que esta espiritualidad permite reconocer el lugar de los antepasados o donde está sembrado el cordón umbilical que los mantiene unidos a la Madre Tierra. El sentimiento de pertenencia al territorio está concebido, en cada habitante, por el lugar donde se encuentra su cementerio ancestral; lugar en el que reposan los restos de sus antepasados. Para el Wayuu, el espacio propio de su vida, en donde su existencia adquiere plenitud de sentido, es el territorio de sus ancestros, de sus padres y abuelos. Ese es el único espacio que realmente le pertenece, fuera de él será siempre un forastero. Y le pertenece porque es el territorio que recibió de sus ancestros, de sus abuelos, quienes nacieron allí y allí han sido enterrados, sin importar en donde hayan muerto, es por eso que de él depende todo sentimiento de pertenencia, de arraigo y por tanto de identidad. Más allá de ser un lugar donde se delimitan las áreas de explotación y el uso de los recursos naturales, el territorio constituye un espacio simbólico de gran importancia para la permanencia y la reproducción vital de la cultura en el tiempo.
 
 El territorio, con todos sus elementos constitutivos, flora, fauna, quebradas, arroyos, cerros, lagunas, piedras y de más componentes orgánicos, posee, para los Wayuu, ciertas connotaciones mágicas, en la que cada elemento se considera un cuerpo viviente, al cual se le designa un nombre para determinarlo como unidad existente, de gran importancia para el equilibrio natural y universal. Para los Wayuu existen lugares como JEPIRA, ubicado en inmediaciones del Cabo de la Vela, el cual representa un espacio de carácter sagrado dentro del universo mitológico. Este lugar constituye una esfera mágica, considerada como territorio tradicional de los espíritus de los Wayuu muertos. A menudo, es concebida como la última morada donde se continúa viviendo después de la muerte. Por otro lado, la Serranía de La Makuira se concibe como útero sagrado, donde habitan especies de animales y afloran plantas mágicas, que son especialmente consagradas a la medicina tradicional. 
A partir de esta connotación se le guarda respeto y se le hacen solicitudes de permiso, mediante actos mágicos y religiosos, con el fin de extraer de sus entrañas las plantas medicinales que ofrece la fauna silvestre. Este sistema montañoso también es considerado como el dominio de seres sobrenaturales, conocidos como Se’e mojüüi o "Espíritus de los Montes", quienes actúan como protectores de las plantas y los animales. A éstos se le atribuyen diversas formas de aterrorizar e intimidar a los depredadores casuales, que suelen excederse en la explotación de la flora y la fauna silvestre.
 

 “Es bien claro que para el Wayuu, sin tener en cuenta las divisiones fronterizas formales, entre Colombia y Venezuela, su territorio cultural es la península en general, por eso, antes de ser colombianos o venezolanos, ellos son guajiros, ese es su territorio ancestral y su patria primigenia, es mas, es su verdadera "matria", hábitat y útero materno que los abrigó en su origen y le da el sustente y el sentido, como individuos y como sociedad”.11 Los Wayuu se consideran hijos de MMA (la tierra), y de JUYAA “el que llueve”, y en ella procuran conservar la vida en armonía con los demás elementos de la naturaleza. Esto determina un espíritu colectivo que permite sustentar el espacio geográfico como un bien colectivo, que debe conservarse para el desarrollo de las futuras generaciones. Se considera que el mundo espiritual y material hace parte de una dinámica de equilibrio universal, y por lo tanto el orden social constituye una expresión de orden cosmológico, es decir, que la normatividad no sólo es producto de la razón humana, sino también de razones sobrehumanas. En este sentido se comprende que la visión de orden social responde a un equilibrio que debe conservarse con los demás elementos de la naturaleza, como son la flora y la fauna. El ser Wayuu tiene una adscripción social y cultural colectiva. 
 
El ser Wayuu supone que el orden social debe estar en comunión con todas las fuerzas vivas de la naturaleza, considera que su unidad biológica hace parte de naturaleza. En este sentido, considera que los derechos contemplados en el sistema normativo Wayuu no son derechos "subjetivos", individuales, sino derechos comunitarios y/o 10 Martínez Ubárnez, Simón-Hernández Guerra, Ángel. Territorio y Ley en la Sociedad Wayuu. Riohacha: Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira. 2005, pg. 116. 11 Martínez Ubárnez, Simón-Hernández Guerra, Ángel. Territorio y Ley en la Sociedad Wayuu. Riohacha: Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira. 2005, pg. 116. colectivos. Los Wayuu se asumen como una gran familia organizada por clanes o Eiruku12 . Comparten el origen mítico de la tierra. El universo es a la vez una serie de mundo habitados no sólo por los Wayuu, sino por otras fuerzas y seres de la naturaleza con caracteres humanos y sobrehumanos. La concepción de la vida en sociedad como espacio colectivo forma parte de la conciencia Wayuu. El parentesco determina la cohesión social. El matrilinaje genera los vínculos sociales de la etnia. La solidaridad y la justicia estructuran un Sistema Normativo colectivo que parte del respeto individual. El concepto de Justicia para los Wayuu otorga un papel esencial a las relaciones objetivas e intersubjetivas de reconocimiento y de reciprocidad entre los miembros de los clanes. 

Fuente: Texto extaido del Plan Especial de Salvaguardia del Sistema Normativo Wayuu.
 
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