Cuando existen casos de conflictos interclaniles, tanto los representantes legales de las familias agredidas como las del grupo agresor pueden solicitar la asistencia de un Pütchipü’üi, que pueda actuar en forma ajena al conflicto a partir de su vinculación familiar materna y en relación a la familia agraviada, en forma general, se busca que los palabreros sean de otros linajes con quien se tengan buenas relaciones u otro tipo de parentescos. Los propios Palabreros evalúan esta situación antes de asumir la responsabilidad, y en caso de aceptar, ponen en conocimiento del grupo agredido su mejor intención para solucionar el caso en forma pacífica. En el caso de ser aceptada la palabra (Pütchikalü) se estable el proceso de diálogo entre las familias en disputa y los palabreros trazan sus planteamientos para llevar y traer la palabra que contiene las proposiciones y las contraproposiciones. Durante el diálogo se ponen de presente los argumentos mas fundados y consistentes, los cuales se exponen con gran prudencia y diplomacia. En las argumentaciones suelen exponerse los hechos del pasado y se enlazan los acontecimientos que son similares. A la luz de las comparaciones, entran en consideración los comportamientos de las familias y se analizan las conductas de los individuos involucrados.
En los debates relucen las virtudes retóricas y los argumentos para hacer entrar en razón y hallar salidas a un acuerdo. A menudo, en los espacios de discusiones se permite la asistencia de miembros de otros clanes, quienes participan en condición de observadores, que solo pueden intervenir en los instantes que sean consultados para escuchar sus opiniones como testigos. Los procesos de arreglos cubren periodos de tiempos, que pueden abarcar días, semanas y meses, hasta agotar las discusiones y encontrar la mejor salida a una solución. Cuando no se llega a un acuerdo, sobrevienen las acciones violentas que rompen con el orden social de las comunidades. En los casos de homicidios o delitos graves, donde aun no se producen venganzas inmediatas, las posibles amenazas de represalias pueden cesar hasta el momento en que los palabreros hacen su intervención. A partir de la aceptación de la palabra, los miembros de las familias en disputa solo esperan resolver el conflicto a través de las posibilidades de diálogos. En los casos en que se llegue a un acuerdo, se procede con la acción de cumplimiento entre las partes, los cuales consisten en actos de reparación a través de la entrega de compensaciones por los daños ocasionados.
En la concepción Wayuu se establece que toda infracción o daño ocasionado a un individuo o grupo familiar debe ser indemnizado de acuerdo al estado de gravedad. De este modo, la reparación de los delitos mas graves, tales como homicidio, violación, robo y adulterio, se realizan a través de pagos, que consisten entregas de ganados, prendas o collares compuestos con piedras preciosas. Las indemnizaciones se pueden hacer en varias entregas y en forma general se distribuye entre todos los miembros del linaje. Para los efectos de indemnización, en el código oral de la etnia se diferencia entre la muerte intencional y la involuntaria, con lo cual se estiman los valores de acuerdo al grado de la misma. En las consideraciones se acepta la no culpabilidad, pero el hecho se ha dado y por lo tanto se exige la compensación o indemnización. En relación a otros hechos, los palabreros pueden exonerar de culpabilidad cuando existen casos en que los afectados reconocen grados de culpabilidad. En cuanto al pago que corresponde a los palabreros, este se realiza a manera de obsequio voluntario por parte de los representantes de ambos grupos familiares. En los actos finales de conciliación y reconciliación ambas familias reconocen la labor de los palabreros, como pensadores de lo pacifico.
Fuente: Extraido del Plan Especial de Salvaguardia del Sistema Normativo Wayuu.